Nada muere en la naturaleza

La muerte y la inmortalidad, están ambas inmanentes en la naturaleza de todo lo que existe; todo eso combina en sí mismo la materia y el espíritu. La materia no es sino la pantalla proyectora del espíritu; el espíritu omnipenetrante que atrae a la materia en variables grados de densidades y vibraciones para manifestarse él mismo en diversos moldes de formas y colores, a diferentes niveles de existencia. El espíritu por sí mismo, sin la cobertura material para manifestarse en el plano terrenal, está inválido, ya que al espíritu sin la cubierta de materia no se le puede ver con los ojos de la carne, tal y como la fuerza de la primavera se hace sentir sólo cuando actúa en las flores y en los frutos, haciéndolos florecer y madurar con una fragancia jugosa y un sabor delicioso.

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